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Se frustró la adquisición de Asiana Airlines por la empresa HDC, Hyundai Develoment Company, por lo que el Gobierno empezó a estudiar medidas para normalizar la administración de dicha compañía aérea, al tiempo de asignarle un apoyo financiero de 2,4 billones de wones del fondo para la estabilización de industrias clave. Esto significa que Asiana Airlines estará de nuevo bajo el control del grupo de acreedores después de seis años. Cabe saber que la compañía aérea, debido a dificultades financieras, firmó un pacto de reestructuración en 2010 con sus acreedores, liderados por el estatal Banco de Desarrollo de Corea, y salió de tal estado cuatro años después en 2014, gracias a arduos esfuerzos de normalización administrativa.

La venta de la aerolínea de Kumho a HDC, acordada mediante un contrato de compraventa de acciones en diciembre de 2019, se canceló debido principalmente a la pandemia del COVID-19. Una crisis que multiplicó la deuda de Asiana y que subsiguientemente obligó a HDC a exigir un nuevo análisis de las condiciones de esa empresa. Sin embargo, esta petición de HDC fue rechazada por el grupo de acreedores y Kumho, propietaria original de la aerolínea, que a cambio propusieron una rebaja en el precio de venta. La cancelación llegó en esta situación, al no dar HDC su brazo a torcer y decidir Kumho suspender el contrato de compraventa de acciones.

Dada esta circunstancia, los acreedores de Asiana tratarán por lo pronto de normalizar la operación de la aerolínea con una inyección de capital procedente del fondo para la estabilización de industrias clave a fin de, posteriormente, buscar otra oportunidad para vender la compañía cuando mejoren las condiciones del mercado. No obstante, se prevé que ello no será fácil, considerando que ya asciende a 5,7 billones de wones el financiamiento que facilitó el grupo de acreedores a Asiana para mejorar su nivel de liquidez, y también a 2.000% el ratio de endeudamiento de la compañía aérea.

Sin embargo, para la economía surcoreana, normalizar Asiana Airlines es importante dado el peso que tiene esta empresa con un total de empleo directo de más de 9.000 trabajadores y dos aerolíneas de bajo costo con las que cuenta como filiales. Y el impacto es aún más grande para la industria aérea de Corea del Sur, que ya se ve en una situación más que difícil tras el fracaso de la adquisición de la low-cost Eastar Jet por parte de Jeju Air.