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El cuarto presupuesto complementario de 2020 fue aprobado el día 22 en el Parlamento, abarcando 7,8 billones de wones en gastos para superar las dificultades provocadas por la crisis sanitaria del COVID-19. Esta vez, el presupuesto se centra principalmente en ofrecer apoyo a los ciudadanos más afectados por el coronavirus, como empresarios individuales y micro y pequeños comerciantes, así como a las clases más vulnerables a la contracción del mercado laboral.

En primer lugar, los propietarios de negocios cuyas ventas anuales no superan 400 millones de wones e incluso mermaron tras el repunte del COVID-19 en el país, serán beneficiarios de un subsidio básico de un millón de wones. Sin embargo, la ayuda será mayor para aquellos locales que tuvieron que cerrar u operar con ciertas limitaciones debido a las endurecidas pautas de distanciamiento social: 1,5 millones de wones para los restaurantes y otros establecimientos que se vieron obligados a acortar el horario de operación hasta las 9:00 de la noche bajo medidas de Nivel 2.5, y 2 millones de wones para aquellos que tuvieron que permanecer cerrados, como los cibercafés, las academias privadas y las salas de estudios.

Mientras, la ayuda para gastos de teléfono e Internet -que fue un punto de controversia entre oficialismo y oposición antes de la ratificación del presupuesto- será repartida a ciudadanos de entre 16 y 34 años y mayores de 65, en lugar de a toda persona mayor de trece como sugería la propuesta inicial del Gobierno. Esto significa que los gastos pertinentes disminuirán, aunque otras partidas aumentarán, como por ejemplo los fondos asignados a la subvención por cuidado de hijos, que será ampliada para cubrir no solo a familias con niños en edad preescolar y de primaria, sino también a las que tienen estudiantes de secundaria. También aumentará el servicio de vacunación gratuita contra gripe estacional, incluyendo a 1.050.000 destinatarios más.

Cabe saber que esta es la primera vez desde 1961 -en casi seis décadas- que Corea del Sur asigna gastos adicionales en cuatro ocasiones en un mismo año, aparte de los presupuestos del Estado fijados para el correspondiente ejercicio fiscal. Esto implica una mayor deuda nacional y emisiones de bonos estatales, a las que el Gobierno tuvo que recurrir para obtener los recursos necesarios al no disponer de fondos suficientes. De ahí que aun reconociendo la urgencia de incrementar los gastos gubernamentales para paliar el impacto de la pandemia y aliviar el sufrimiento de la población, crece la preocupación por la creciente ratio deuda/PIB, así como por el riesgo de un agravamiento de la salud fiscal del país.