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El expresidente Lee Myung Bak volvió a prisión el día 2 en virtud del fallo emitido por el Tribunal Supremo el 29 de octubre, confirmando la sentencia en instancias anteriores por soborno y malversación de fondos. Así, el exmandatario regresó a la Prisión del Distrio Este de Seúl, ocho meses después de salir en libertad bajo fianza, condenado a diecisiete años de cárcel, una multa penal de 13.000 millones de wones y una sanción pecuniaria adicional de 5.780 millones de wones.

Por el momento, el expresidente fue asignado a una celda individual, donde permanecerá por tres o cuatro semanas, hasta que las autoridades decidan su prisión definitiva, aunque considerando su avanzada edad y su estado de salud, es posible que su transferencia a otro centro penitenciario no se efectúe y el exmandatario cumpla su condena en la Prisión del Distrito Este.

Lee Myung Bak fue imputado y sometido a juicio por malversar entre 1991 y 2007 un total de 34.900 millones de la empresa de repuestos de coches DAS, de la que era el propietario de facto, además de recibir unos 16.300 millones de wones por parte de Samsung. Ese pago incluía los 11.000 millones de wones que esa empresa abonó en favor del expresidente para costear el pleito que DAS interpuso en Estados Unidos para recuperar una inversión en una consultora llamada BBK.

En este caso, la mayor polémica surgió en torno a la propiedad de DAS, en concreto por si esta empresa pertenecía o no realmente al exmandatario. Al respecto, la corte determinó que en efecto esa compañía era de Lee Myung Bak, pues ya había sospechas de la existencia de propiedades y activos ocultos en el exterior del expresidente antes de los comicios presidenciales de 2007, donde Lee resultó elegido. La verdad, sin embargo, nunca se aclaró y las incógnitas quedaron sin resolver, pese a una investigación fiscal y a otra nueva investigación a cargo de un fiscal independiente, ya que dichas investigaciones se llevaron a cabo en pleno mandato del entonces presidente Lee Myung Bak, factor quizá condicionante para conocer la verdad.

Ahora, el caso está definitivamente cerrado, si bien el exmandatario insiste en que se trata de una “venganza política” contra su persona y sigue declarando su inocencia.