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Esta semana el director del Servicio Nacional de Inteligencia, Park Jie Won, visitó Tokio y pudo entrevistarse con el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga. Una vez de vuelta en Seúl, dijo haber transmitido al nuevo premier nipón la voluntad de Corea de normalizar las relaciones bilaterales, así como la postura del Gobierno surcoreano sobre la indemnización a las víctimas de explotación laboral durante la Segunda Guerra Mundial establecida por la Justicia surcoreana. Aunque evitó dar detalles sobre la conversación mantenida con Suga, dijo haber percibido una fuerte determinación por mejorar las relaciones, y avanzó que los problemas podrían ser superados si ambos países no se rinden y mantienen el diálogo.

La visita a Tokio de Park fue la primera de un alto cargo del Gobierno surcoreano tras la inauguración del gabinete de Suga en Japón y llamó la atención, pero además llamó la atención al darse en un momento en que las relaciones bilaterales atraviesan su peor etapa. Al planear el viaje, Seúl consideró que podría un momento idóneo para restaurar las relaciones, aunque la postura del nuevo primer ministro japonés sea similar a la de su predecesor, Shinzo Abe. Si bien cierto que Suga es catalogado como “heredero legítimo” del gabinete de Abe, del que fue ministro portavoz, la entrada de un nuevo premier siempre puede traer aires nuevos. Además, por muy complicado que sea el pasado histórico que Corea y Japón comparten, y por mucho que actualmente choquen sus intereses, son socios indispensables entre sí en muchos ámbitos, desde el político al económico, y hasta en asuntos sociales y de seguridad.