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El Gobierno anunció un refuerzo en las medidas sanitarias de cara a las reuniones navideñas y de Fin de Año, prohibiendo la operativa de instalaciones deportivas invernales, como clubes de esquí, cerrando sitios turísticos, y limitando en un 50% la tasa de reservas de hoteles. Paralelamente, en la zona capitalina, donde es más grave el repunte de COVID-19, a las 00:00 horas del día 23 quedaron prohibidas las reuniones de más de cuatro personas.

Estas medidas reflejan la postura del Gobierno de frenar la propagación del virus con un control pormenorizado, en vez de elevar las pautas de distancia social a Nivel 3, el máximo, lo que implicaría un impacto aún mayor en la economía y el comercio. Sin embargo, cabe saber que algunas de las medidas implementadas por los Gobiernos regionales del área capitalina son aún más duras que las que comprende el Nivel 3. Una de ellas es justamente la prohibición de reuniones de más de cuatro participantes, disposición más restrictiva que el límite de diez personas que impone el nivel máximo o Nivel 3.

El endurecimiento del control se debe al ínfimo efecto del Nivel 2,5, activado ya hace varias semanas, y al rápido aumento de infectados en Seúl y alrededores, donde solo en la capital la tasa de reproducción, es decir el número de personas a las que un infectado transmitió el virus, alcanzó entre el 13 y el 19 de diciembre 1,18 casos. Principalmente, inquieta que dicha tasa es superior a los 1,16 casos de la semana anterior. 

En este contexto, las autoridades intentan evitar el Nivel 3, y han optado por endurecer las pautas sanitarias y de distancia social centrándose en dos aspectos puntuales: uno, llevar un control más riguroso y una vigilancia detallada sobre aquellos lugares más propensos a propagar contagios colectivos, como instalaciones sanitarias y religiosas, y dos, reprimir los viajes y las reuniones de cara a las fiestas.

Sin embargo, existe cierto escepticismo ante tales medidas, ya que controlar las reuniones privadas es prácticamente imposible, mientras que la inoperativa de instalaciones deportivas y el cierre de sitios turísticos puede provocar la dispersión de ciudadanos a terceros destinos, y en el peor de los casos a lugares a donde apenas llega la vigilancia sanitaria de las autoridades. En fin, la conclusión es que esas medidas, por muy duras que sean, no surtirán el efecto esperado de no existir una participación voluntaria en su cumplimiento por parte de la población.