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Cómo cambió el COVID-19 las fiestas

2021-02-13

Noticias

ⓒYONHAP News

La pandemia, que persiste alterando en gran medida el diario vivir de las personas, también ha cambiado el panorama del Año Nuevo Lunar, una de las dos mayores festividades de Corea. Lo más notable es la disminución en el uso del transporte público, el simultáneo aumento de coches particulares en las carreras y el subsiguente empeoramiento de la congestión vial. Asimismo, fueron cancelados los servicios a los ancestros que se organizaban habitualmente en forma grupal en bases militares o entre asociaciones de personas oriundas de Corea del Norte, mientras que los saludos de Año Nuevo por videoconferencia o mediante otros medios digitales proliferan.

Las fiestas del Año Nuevo Lunar de 2021 son completamente diferentes respecto a años anteriores en el sentido de que esta vez lo que importa más a la población no es compartir tiempo con la familia y seguir las tradiciones, sino acatar las pautas de distanciamiento social impuestas por el Gobierno. En esta línea, las autoridades están preocupadas por que durante y después del puente los casos de COVID-19 se disparen y los contagios repunten incluso fuera de Seúl y Gyeonggi, zona en la que actualmente se concentra la propagación del coronavirus en Corea del Sur.

Al respecto, los últimos datos indican que, entre el 4 y el 10 de febrero, más del 75% de los casos surgió en el área capitalina, con lo que el número reproductivo básico o R0 superó en dicha región el nivel de 1. El R0 de una enfermedad es el número de casos, en promedio, que van a ser causados por una persona infectada durante el periodo de contagio. Un índice que en Corea cayó hasta 0,7 llegado un momento; sin embargo en la semana entre el 31 de enero y el 6 de febrero volvió a subir y alcanzó 1,04.

Ante esta situación, las autoridades pidieron a los ciudadanos evitar contactos y desplazamientos, pero dichas recomendaciones no fueron suficientes como para detener las tradiciones familiares de esta festividad, en la que muchos ciudadanos optaron por visitar su pueblo natal para encontrarse con sus parientes, eso sí en reuniones más pequeñas acatando las pautas de distancia social y usando coche particular en lugar de transporte público. Así, las estaciones de trenes y las terminales de autobuses se mantuvieron y se mantienen mucho menos concurridas que lo normal, mientras que se detectaron notables atascos en las carreteras y autopistas del país, aunque el volumen de tráfico vial fue claramente menor que en las fiestas de años anteriores, ya que en general los desplazamientos sí disminuyeron y menos familias decidieron reunirse para esta festividad.

Sobre este panorama, muchos vaticinan que, si bien la situación se normalizará después de la pandemia, también es posible que gran parte de los cambios queden como algo permanente aún en la era post COVID-19, considerando que la cultura festiva marcada por grandes reuniones familiares y un fiel seguimiento de las tradiciones, como preparar grandes cantidades de comida para los servicios a los ancestros, ya empezaba a debilitarse aun antes de esta crisis sanitaria.

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