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La campaña nacional de vacunación contra COVID-19 entró en una nueva fase el 1 de abril, incluyendo a los mayores de 75, concretamente a los nacidos antes del 31 de diciembre de 1946, unos 3.509.000 de personas en total. Los ancianos recibirán la vacuna de Pfizer, que también será administrada a los empleados de residencias de ancianos, aproximadamente unos 154.000 ciudadanos. Hasta finales de marzo la vacuna llegó a una población limitada, como internos y empleados en centros de cuidados especializados o paliativos, personal de hospitales exclusivos para tratamiento de COVID-19, sanitarios del sistema nacional de respuesta primaria a la pandemia y personal de instituciones médicas de alto riesgo.

Corea del Sur comenzó a vacunar el 26 de febrero y durante 34 días, hasta fines de marzo, inmunizaron al 71% de los receptores prioritarios, un 1,69% de la población nacional. Unas 876.000 personas recibieron la primera dosis: 815.000 de AstraZeneca y 61.000 de Pfizer. Considerando que la vacuna de AstraZeneca debe administrarse con un intervalo de diez semanas entre la primera y la segunda dosis y en la de Pfizer ese intervalo es de tres semanas, unas 13.000 personas ya cuentan con ambas dosis.

Sin embargo, y aunque la campaña de vacunación continúa, por ahora no disminuye el ritmo de propagación de COVID-19, aunque también hay que considerar que el porcentaje de vacunados frente al total es por ahora muy bajo. Pese a todo, eso no hace remitir la preocupación, tanto de autoridades como de la gente, pues el volumen de contagios en las últimas semanas ronda un promedio de 400, y al llegar la primavera, con la temporada de flores la gente suele hacer más salidas. También hay otras actividades a la vista que traerán un significativo aumentos de desplazamientos y reuniones, como la Semana Santa o las elecciones parciales.