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El Gobierno anunció esta semana que aquellos que hayan recibido la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 no necesitarán respetar el límite de asistentes a reuniones familiares desde el 1 de junio, como parte del plan trazado para suprimir progresivamente las medidas de aislamiento de los ya vacunados, y motivar a los ciudadanos a vacunarse.

Así, las autoridades presentaron una serie de lo que podría llamarse “incentivos para promover la vacunación”, medidas que serán aplicadas por fases según vaya aumentando la tasa de vacunados entre la población nacional. La primera incluirá exenciones como la mencionada, tanto para las personas que hayan cumplido catorce días desde la administración de la primera dosis, como para aquellas que completen la segunda, pues no tendrán que guardar el máximo de asistentes a reuniones familiares, limitadas ahora a un máximo de ocho participantes.

La segunda fase se activará cuando una cuarta parte de la población reciba la primera dosis, probablemente en julio. Entonces, en caso de contar con la primera dosis, uno podrá quitarse la mascarilla en espacios de aire libre, como parques o vías de senderismo, y ser eximido de restricciones en establecimientos abiertos de uso público y actividades religiosas. Mientras, la segunda dosis eximirá de limitaciones ante reuniones privadas.

Si tal y como prevé el Gobierno, 36 millones de personas reciben la primera dosis hasta septiembre, entrará en vigor la tercera fase, donde podrán suprimir las pautas de distancia social, excepto en condiciones extraordinarias o lugares específicos, como hospitales, asilos de ancianos u otros centros de cuidados especializados, considerando la tasa de vacunados y los efectos del control sanitario. Si el porcentaje de vacunados alcanza el 70%, las autoridades valorarán incluso flexibilizar las pautas de uso de mascarillas en espacios cerrados.