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La Comisión de Comercio Justo de Corea del Sur impuso una multa de 207.400 millones de wones a Google -exactamente a Google LLC, Google Asia-Pacific y Google Korea- por abuso de posición dominante y prácticas desleales. La sanción llega cinco años después de iniciar dicha entidad investigaciones e inspecciones directas sobre Google Korea, y después de tres reuniones plenarias, un protocolo que nunca antes seguido ante casos similares.

La comisión también ordenó al gigante tecnológico rectificar el Acuerdo Anti Fragmentación, que vincula las licencias de distribución de apps mediante Play Store a un acceso previo a Android, prohibiendo el desarrollo o uso de otros sistemas operativos. Según las autoridades, Google estableció esas condiciones tras lograr una cuota del 72% en el mercado móvil con Android, y desde 2011 impidió a sus socios fabricantes de teléfonos producir modelos con sistemas operativos modificados o alternativos, obligándoles a firmar el llamado Acuerdo Anti Fragmentación, que como ya dijimos puede limitar los contratos de licencia de Play Store y el acceso anticipado a códigos fuente de versiones actualizadas de Android.

Según concluyó la Comisión de Comercio Justo, mediante el citado acuerdo, Google hasta ejerció un papel regulador, controlando si los fabricantes de móviles acataban los términos que establecía, forzándoles a presentar el resultado de las pruebas de compatibilidad antes de lanzar sus productos y obtener su visto bueno. También aplicó esa misma servidumbre a otros dispositivos, como relojes y televisores inteligentes, consolidando así el monopolio de Android en un mercado que no permitía un ecosistema de apps para otros sistemas operativos. Por ejemplo, Samsung Electrónica saboreó un amargo fracaso con su reloj inteligencia Galaxy Gear 1, lanzado en 2013 con un sistema operativo propio, y se vio obligado a desistir de usarlo en siguientes modelos.

En realidad, las críticas y los intentos de imponer una mayor regulación sobre los colosos del sector tecnológico no solo se da en Corea, y actualmente hay campañas similares en otras partes del mundo, como Estados Unidos y Europa. A estas alturas, esos movimientos se consideran como una acción justa contra los gigantes tecnológicos, pues bajo la bandera de la innovación ampliaron su influencia hasta controlar el mercado, bloqueando la emergencia de nuevos competidores, generando la paradoja de monopolizar la innovación tecnológica.

Dicho esto, la multa y la orden de rectificar el Acuerdo Anti Fragmentación de las autoridades reguladoras surcoreanas marca un hito importante en dichas campañas, pues el mercado de móviles podría cambiar sustancialmente.