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El presidente Moon Jae In mantuvo un debate abierto con el pueblo en una sesión televisada de preguntas y respuestas el día 21, centrando la atención en el mercado inmobiliario, el empleo juvenil y el control de la pandemia.

La sesión se desarrolló con preguntas espontáneas de los ciudadanos presentes, escogidos al azar pero con distribución equitativa por edades, género y lugar de residencia, cuyas mayores dudas fueron sobre la estrategia del Gobierno contra el COVID-19. Al respecto, el mandatario expresó inquietud tanto por el aumento de patologías graves como por la tasa de ocupación de camas hospitalarias, y admitió como insuficientes las medidas contra los contagios post vacunación. Asimismo, anticipó que las pautas sanitarias y de confinamiento podrían aumentar si el volumen de enfermos graves sube a tal punto de superar la capacidad del sistema médico nacional.

En cuanto al mercado de inmuebles, Moon reconoció como insuficientes las políticas adoptadas durante su mandato, y se disculpó por fracasar al intentar frenar la burbuja de precios. Reconoció que el mayor problema fue la falta de oferta de viviendas, tal y como señalaron los expertos. Sin embargo, destacó que los planes urbanísticos en marcha solucionarán dicho problema, logrando estabilizar los precios. 

El mandatario también aludió al empleo, enfatizando una recuperación de hasta el 99,9% del nivel pre-pandemia y también el aumento del empleo juvenil. Sin embargo, señaló como tarea pendiente crear más empleos de calidad.

Tras el diálogo con la nación del presidente Moon Jae In, las reacciones de la clase política fueron totalmente opuestas, como era de esperar. En particular, fue feroz la crítica lanzada por el principal partido opositor Poder del Pueblo, que en tono satírico describió el comportamiento del mandatario como “quijotesco”. Sostuvo que el satisfactorio control de la pandemia fue posible gracias a la infinita paciencia de los ciudadanos, y que el éxito de los contenidos culturales surcoreanos en el mundo es un mérito solo de los artistas y la industria del entretenimiento, por tanto consideraron absurdo que el presidente mencione esos logros como fruto de su gobierno.