ⓒYONHAP News

El presidente Moon Jae In regresó el día 15 de Australia tras finalizar una visita de Estado de cuatro días, la primera en doce años de un mandatario surcoreano a ese país de Oceanía. También fue la primera realizada a partir de una invitación del Gobierno australiano al líder de otra nación desde que brotó la pandemia, y por tanto tuvo un especial significado para ambas partes.

La agenda presidencial incluyó una cumbre con el primer ministro australiano Scott Morrison, que sirvió para elevar las relaciones bilaterales al nivel de socios estratégicos integrales y reforzar la cooperación mutua, sobre todo para un estable abastecimiento de materias primas. Asimismo, Moon mantuvo una mesa redonda con empresarios locales para intentar evitar complicaciones en la cadena de suministro de minerales.

Sin embargo, el mayor logro del viaje es, sin lugar a duda, el contrato que Corea firmó con Australia de compra de equipos militares, concretamente para exportar treinta unidades de artillería autopropulsada K-9 y quince vehículos blindados K-10 para transporte de municiones por valor de 1,9 billones de wones. Un contrato que definitivamente marca un hito para la cooperación en defensa entre ambos estados, aunque también tiene que ver con la orientación de las políticas de seguridad del Gobierno australiano, que en apoyo de la campaña de presión contra China liderada por Estados Unidos, se aboca a aumentar su poder militar como reacción a las amenazas norcoreanas y chinas.

Igualmente importante entre ambos países es la cooperación en recursos naturales, cuya importancia aumentó para Corea del Sur especialmente tras la ayuda recibida para superar la reciente escasez de urea, y sector que salió reforzado con la visita de Moon a Australia. En este sentido destacan los dos memorandos de entendimiento firmados por Corea con Australia, nación abundante en carbón, tierras raras y otras materias primas: uno para mejorar la red de suministro de minerales, y otro sobre cooperación en tecnologías libres de carbono y economía del hidrógeno. Entrando en detalle, el primero permitirá mayores intercambios para proyectos de inversión conjunta y de investigación en producción y desarrollo de minerales mediante la creación de un grupo de trabajo público-privado, mientras que el segundo activará iniciativas de I+D sobre comercialización de tecnologías para lograr la neutralidad de carbono, así como en cooperación para promover una economía más limpia basada en el uso de hidrógeno como energía, en lugar de combustibles fósiles.