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Para frenar la inflación y la depreciación del won frente al dólar, el Banco de Corea subió de golpe esta semana el tipo de referencia 0,5 puntos, en vez de 0,25 puntos como solía hacer habitualmente. Así, las tasas de interés dieron un nuevo “gran salto” y volvieron al 3% anual una década más tarde, pues la última vez que el tipo base alcanzó dicho nivel fue en octubre de 2012.

La medida refleja la inquietud del banco central ante una inflación persistente que no muestra claras señales de ralentización. Y datos como el índice de precios al consumidor que en septiembre marcó 108,93 puntos, un 5,6% más que hace un año, le dan la razón. Pues si bien bajó por segundo mes consecutivo se mantiene por encima del 5%, una cifra para nada tranquilizante. Además, las expectativas de inflación alcanzaron en julio el nivel más alto de la historia, al llegar al 4,7%. Aunque en septiembre mejoraron al bajar hasta un 4,2%, es preocupante que se mantenga por encima del 4% por tercer mes consecutivo.

Otro factor que motivó al Banco de Corea a aumentar de una vez el tipo de referencia en 5 puntos porcentuales son las políticas restrictivas de la Reserva Federal de Estados Unidos, que han llevado a las tasas de interés de ese país a superar a las de Corea del Sur. Esta es una situación muy poco favorable para la economía surcoreana, que es considerada menos estable que la estadounidense. Es más, podría generar una fuga de capital extranjero del mercado surcoreano y aumentar la depreciación del won frente al dólar, además de encarecer aún más los bienes importados y retroalimentar la inflación.

Las previsiones adelantan que, al menos hasta el año próximo, el banco central seguirá subiendo los tipos, al no considerar como probable que disminuya la presión inflacionaria, derivada de factores como la subida del precio de la energía o las pronunciadas subidas que seguramente aplicará la Fed a su tipo de interés base durante los próximos meses.

No obstante, el mercado refleja inquietud por las tambaleantes finanzas de los hogares, pues los intereses de la deuda familiar aumentaron en Corea hasta más de 33 billones de wones por las reiteradas subidas de tipos, factor que también ha repercutido fuertemente en las empresas, que además deben lidiar con el fortalecimiento del dólar y con el encarecimiento de las materias primas.