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El alimento que les presentamos hoy es codonopsis lanceolata, más conocido como deodeok en Corea. Esta planta, que crece en montañas bajas o colinas en Corea del Sur, China y Japón, está en temporada en invierno, entre diciembre y marzo. 

Normalmente deodeok alude a la raíz de esa planta, aunque también se usan las hojas tiernas para elaborar platos como bibimbap (arroz con verduras) y las hojas grandes para hacer té. Es tan nutritivo que muchas veces se compara con la planta medicinal ginseng y es considerado incluso como “carne de montaña”. De hecho, contiene mucha saponina, sustancia también presente en el ginseng, que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, además de aliviar la tos y el asma. Nuestros antepasados usaban esta planta silvestre para mejorar la digestión y también para eliminar toxinas al ser picados por insectos venenosos. Además, es buena fuente de fibra dietética, que favorece la salud intestinal, sobre todo, para tratar el estreñimiento. En tanto, posee gran cantidad de potasio, importante para controlar la presión arterial. 

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¿Y cómo se disfruta deodeok en Corea? Esta raíz tiene un aroma bastante fuerte y sabor amargo, elementos que para algunos pueden resultar molestos. Consumir esta raíz con condimentos picantes es una de las formas para atenuar ese característico sabor amargo. A propósito, hoy les presentamos cómo preparar paso a paso “deodeok-gui”, un plato de deodeok sazonado con diversas especias a la parrilla. 

Los ingredientes necesarios son: 300 gramos de deodeok, dos cucharas de gochujang o pasta de ají, una de sal, dos de salsa de soja, dos de azúcar, otras dos de cebolletas picadas, una de ajo molido, una de semillas de sésamo y otra de aceite de sésamo. 

Primero, hay que limpiar la tierra del deodeok con ayuda de un cepillo suave y escaldar las raíces en tres vasos de agua hirviendo. Pelamos la piel y dejamos las raíces remojar en agua fría con una cuchara de sal durante unos diez minutos, para quitarles el sabor amargo. Ahora, cortamos las raíces longitudinalmente con un grosor de un centímetro aproximadamente, y las aplanamos golpeándolas con un martillo para cocina. También preparamos la salsa, mezclando la pasta de ají, salsa de soja, azúcar, cebolletas, ajo molido y semillas de sésamo. Luego, untamos las raíces con una cucharada de aceite de sésamo. En una sartén, asamos las raíces a fuego muy bajo. Cuando estén bastante cocidas, las untamos con la salsa preparada y las asamos dándoles la vuelta. Recuerden mantener el fuego bajo, pues se queman fácilmente. Hay que untar la salsa dos o tres veces dando la vuelta para que los condimentos penetren bien y... ¡ya está! 

Servimos en un plato y lo disfrutamos con arroz blanco.