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Hoy hablaremos de la mandarina, una de las frutas más representativas de invierno, y muy popular entre los coreanos tanto por su sabor como por su precio. Es una fruta fácil de conseguir en Corea, ya sea en cualquier supermercado o en puestos callejeros y tiendas de conveniencia.

En Corea del Sur, la zona más famosa por el cultivo de la mandarina es sin duda la isla de Jeju, al extremo sur de la península coreana. Los coreanos comenzaron a cultivar mandarinas hace 570 años, y en la antigüedad, cuando aún había invernaderos, esta fruta era muy valorada al poder obtenerse solo en determinadas temporadas y bajo condiciones climáticas adecuadas. 

La mandarina aporta múltiples beneficios para la salud. Primero, contiene mucha cantidad de vitamina C, que ayuda a mejorar la salud de piel y aliviar el cansancio. Segundo, es una excelente fuente de calcio y potasio, elementos clave para el buen desarrollo físico de los niños. Y tercero, el ácido cítrico que contiene esta fruta ayuda a aumentar el apetito y a mejorar el tránsito intestinal y la circulación de la sangre. 

Además, de la mandarina se aprovecha todo, pues aunque solo se come la pulpa, la cáscara puede usarse como aromatizador. Basta cortar la piel en pequeños trozos y calentarla durante un minuto en microondas para obtener un ambientador casero. También se usa para elaborar infusiones. Primero, hay que separar la cáscara de la pulpa y cortarla en trozos pequeños. Tras secarlos durante uno o dos días, los tostamos unos minutitos en la sartén. Para preparar la infusión, echamos unos pedacitos de cáscara de mandarina en agua hirviendo, y tras unos minutos tendremos una excelente infusión de mandarina. 

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En esta ocasión, les invitamos a conocer paso a paso cómo preparar mermelada casera con mandarina. 

Los ingredientes necesarios son: 10 mandarinas o unos 600 gramos, un vaso y medio de azúcar y una cuchara de jugo de limón. 

Primero, pelamos las mandarinas y separamos los gajos. Los licuamos en una licuadora y luego vertemos el licuado en una olla. Ponemos la olla a fuego alto y cuando rompa a hervir bajamos a fuego medio, añadimos el azúcar y mezclamos bien. Si desean obtener una mermelada más líquida, usen solo un vaso de azúcar, y si la prefieren más espesa, un vaso y medio. 

Recuerden retirar la espuma que sube a medida que hierve y remover de vez en cuando para que no se queme. Cuando comience a tener textura de mermelada, agregamos el jugo de limón y lo dejamos hervir durante cinco minutos más. 

¡Y ya está! Apagamos el fuego, y cuando se enfríe podemos comerla con galletas o pan tostado.