Desde el primer día de 2013, en la ciudad de Jeonju, Jeolla del Sur, continúan las obras de caridad en anonimato. El martes 8, los integrantes del departamento de bienestar social del Municipio de Jeonju, recibieron una llamada telefónica, de parte de una persona que decía haber enviado 50 cajas de fideos instantáneos a la sede municipal, para niños y adolescentes de clases vulnerables. Se negaba a identificarse con nombre y apellido; solo se describió a sí misma como dueña de un puesto callejero en el barrio Seoshin-dong. Solo por su voz, se podía inducir que fuera una mujer de mediana edad.
El mismo día, el centro comunitario de Ua1-dong, recibió la visita de una señora que aparentaba estar en la cincuentena. Ella entregó a los funcionarios 1 millón de wones para ayudar a los vecinos necesitados; también sin identificarse, como la mujer de la llamada telefónica. Además de ellas, muchas otras personas han aportado su granito de arena para el bien del prójimo en el anonimato, posiblemente siguiendo la estela de ese ciudadano de Jeonju conocido como “el ángel anónimo”, por donar grandes sumas de dinero cada año a favor de los necesitados, sin dar a conocer nunca nombre ni apellidos.