206: desenterrados (206: 사라지지 않는)

El documental ‘206: desenterrados’ sigue la campaña para encontrar los restos de civiles masacrados durante la Guerra de Corea, iniciada voluntariamente por un grupo de ciudadanos tras disolverse la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Este organismo fue lanzado en 2005 por el Gobierno para esclarecer casos sin resolver del pasado, de ciudadanos cuyos derechos y libertades fueron violados durante el periodo de colonialismo japonés, la Guerra de Corea y las dictaduras posteriores. Sin embargo, fue disuelto en 2010 desatando una feroz polémica, así como una fuerte oposición de los familiares de las víctimas de masacres de civiles cometidas en tiempos de guerra, en vista de que entonces seguían apareciendo restos de esas personas. El documental ‘206: desenterrados’ ilustra la campaña emprendida después de finalizar las actividades de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, para continuar con la búsqueda de los restos de civiles masacrados durante la guerra. Registra así tres años de excavaciones realizadas por los propios ciudadanos con el objetivo de consolar a esas almas que fueron víctimas de la peor violencia y darles la despedida que nunca tuvieron. 

La película empieza con una carta de su realizador, el director Heo Chul Nyung, a su abuela, que toda su vida esperó a su marido, es decir al abuelo del cineasta, que fue llevado por la Policía durante la Guerra de Corea. Su espera se alargó por décadas porque ni en cenizas volvió su esposo a sus brazos. Así empezando por la historia de su propia familia, Heo presenta la de otras personas como su abuela que llevan años esperando recuperar al menos los restos de sus seres queridos que desaparecieron durante la guerra. Desde personas que estando en el tramo final de sus vidas, siguen esperando para conocer qué fue de sus seres queridos, y un hombre ya jefe de familia que llora extrañando a su padre, que desapareció durante la Guerra de Corea cuando él era apenas un bebé, hasta un científico ya de avanzada edad que se hace cargo de identificar los restos desenterrados y ciudadanos voluntarios que colaboran con las excavaciones, todos de generaciones que no vivieron la guerra. Las escenas de la cinta recogen las declaraciones de esas personas, relacionadas directa o indirectamente con las tragedias ocurridas en el contexto de un conflicto bélico que devastó Corea, al tiempo de mostrar cómo se realizan tanto la búsqueda como la exhumación de los restos mediante estrictos métodos arqueológicos, cómo se clasifican los restos y cómo se entregan a sus respectivas familias. La cinta termina con una última escena que muestra la foto de unos restos mortales desenterrados, el obituario de su abuela y esta frase del Diario de duelo de Roland Barthes: “No olvidamos”. Según investigaciones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, así como de otras ONGs, durante la Guerra de Corea las masacres de civiles fueron sistemáticas y organizadas, dejando más de un millón de víctimas mortales. Se estima que los restos de esas personas están enterrados de manera dispersa en aproximadamente 168 puntos del país, sin embrago, mientras operaba la citada comisión la búsqueda apenas se realizó en catorce de esos lugares. 

ⓒYONHAP News

Rostros del cine coreano: Park Hae Il

Park Hae Il debutó en 2001 en la pantalla grande. En su etapa inicial, interpretó papeles secundarios, sin embargo no tardó mucho en atraer la atención tanto de productores y directores, como del público. Su mayor atractivo fueron sus rasgos faciales, que no se ajustaban exactamente a lo que entonces la gente consideraba los de un actor de cine, pues más que unas proporciones perfectas o una mirada penetrante, poseía un aura muy especial que proyectaba un cierto halo de misterio. Justamente por eso fue escogido por el director Bong Joon Ho para el papel del sospechoso de asesinatos en serie en su monumental obra ‘Memorias de un asesino (살인의 추억)’. En este film, Park Hae Il aparece en un número limitado de escenas, pero el impacto que dejó en los espectadores fue enorme.

Después de ‘Memoria de un asesino’, a Park Hae Il le llegaron paleles protagónicos de importantes películas de afamados directores, y esa diversidad de ofertas le permitió mostrar en la pantalla su versatilidad. Así, participó en cintas de múltiples géneros, desde drama y suspense, y comedia o romane, hasta en películas de época como ‘Namhansanseong (남한산성, La fortaleza)’, donde da vida al rey Seonjo de la Dinastía Joseon, o ‘Modern Boy (모던보이)’, donde personifica a un hombre superficial del periodo colonial japonés, que por una mujer comprende la realidad del país y se une al movimiento independentista.

Actualmente, Park Hae Il goza de muy buena reputación y es excelente la evaluación que recibe por su actuación, tanto del público como de la crítica. También es reconocido como un actor capaz de moldearse libremente al personaje que le toca representar, capacidad que se puede comprobar claramente en ‘Eungyo (은교)’, película donde ejecuta el papel de un profesor universitario y poeta de setenta años, cuya tranquila vida se pertuba al sentir deseos carnales hacia una adolescente de diecisiete años repleta de vida.