Seoul Vibe (서울대작전)

Como película de acción, ‘Seoul Vibe’ puede no alcanzar las expectativas del público. Sus escenas de persecución de coches, carreras callejeras ilegales y acción aérea no llegan al nivel del espectáculo empapado de adrenalina que exhiben las películas que tanto desea imitar. Mientras, la trama resulta demasiado enrevesada, pues intenta navegar por un submundo de subterfugios políticos nefastos desde la perspectiva de una banda de pequeños trabajadores en gran parte inconscientes, aunque esto solo crea desequilibrios e incoherencias en el desarrollo narrativo. Pero con todo, la película es entretenida. 

Ligera para ver, ‘Seoul Vibe’ gana puntos en la manera en que recrea una época que muchos recuerdan con nostalgia: los ochenta. Específicamente, reconfigura a su estilo la Corea de los años ochenta, cuando el país -por fuera- celebraba con gran pompa su expansión comercial y el progreso económico, saliendo de la pobreza que por largo tiempo perduró después de la guerra de los cincuenta, aunque por dentro acumulaba serios problemas, como los agresivos planes de reurbanización promovidos con la excusa de “ordenar” la ciudad para los Juegos Olímpicos de Seúl, que desocuparon violentamente a los residentes en los barrios pobres y marginaron aún más a los ya denominados marginados urbanos. Sobre todo ilustra con picardía el ambiente de esa época, cuando a nivel social había una constante ebullición de deseos satisfechos y frustrados. 

En esa escenografía, para deleite y nostalgia de muchos espectadores, aparecen elementos típicos de los ochenta, como el primer local de McDonald’s en Corea (que por cierto abrió justo en el año 1988), la popularidad de las zapatillas Air Jordan de Nike (codiciadas aun más por su escasez y alto precio en el mercado surcoreano) y la admiración por los coches importados, como el Mercedes a cuyo volante los personajes tienen oportunidad de sentarse, pero que difícilmente se veían en las calles de Seúl en aquellos tiempos. 

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Rostros del cine coreano: Yoo Ah In

La película a partir de la que Yoo Ah In empezó a ganar popularidad, además de satisfactorias evaluaciones de la crítica, es ‘Wandeuk (완득이)’. Sin embargo, no fue su primera película, pues antes ya participó en otras, aunque sin llamar tanto la atención, como ‘Muchachos del mañana (우리게에 내일은 없다)’ y ‘Antique (서양골동양과자점 앤티크)’. 

Yoo Ah In debutó como actor, primero en televisión, en 2004, y 2006 se lanzó a la gran pantalla, protagonizando la película independiente ya mencionada: ‘Muchachos del mañana’. Desde entonces trabajó en muchas producciones tanto televisivas como cinematográficas, hasta lograr un reconocimiento mucho más amplio entre 2010 y 2014. Fue ese periodo el que marcó contundentemente un antes y después en su carrera, pues durante esa etapa rodó películas y series que le permitieron consolidarse como actor. Se trata de ‘Wandeuk’ y ‘Rudo como hierro (깡철이)’, y las series telesivisas ‘Escándalo en Seonggyungwan (성균관 스캔들)’, que coprotagonizó junto con otros actores que entonces estaban apenas dándose a conocer, pero que ahora son unas celebridades, como por ejemplo Song Joong Ki, y ‘Amor secreto (밀회)’, donde actuó al lado de una de las mejores actrices de la televisión surcoreana, Kim Hee Ae. 

Después de ese periodo, 2015 se convirtió en el “Año de Yoon Ah In” y este actor logró un lugar privilegiado dentro del cine y la televisión surcoreana gracias al éxito tanto a nivel de taquilla como en términos de crítica de tres producciones que estrenó ese mismo año: la película de acción del director Ryu Seung Wan, ‘Veterano (베테랑)’, y la película de época ‘Sado (사도)’ del director Lee Joon Ik, donde tuvo como coprotagonistas a Hwang Jeong Min y al gran Song Kang Ho respectivamente, así como la serie de época ‘Seis dragones voladores (육룡이 나르샤)’.

En estos momentos podría decirse que Yoo Ah In está en una etapa más madura de su carrera de actor, algo que refleja claramente su filmografía, que a partir de 2015 se ha diversificado mucho más, ya sea en cuanto a género o al tipo de personajes, con películas como ‘Default (국가부도의 날)’, sobre la crisis cambiaria que sufrió Corea en las postrimerías de los noventa, ‘Burning (버닝)’, una auténtica película dirigida por el internacionalmente premiado Lee Chang Dong, y ‘Voz de silencio (소리도 없이)’ de la cineasta Hong Eui Jeong, una obra con argumento y estilo muy originales.