‘The Moon’ nos sitúa en un futuro no muy lejano, pues la historia tiene lugar en el año 2030. Corea lanza un vehículo espacial tripulado, sin embargo la misión afronta graves complicaciones en el espacio y el astronauta Seonu queda atrapado solo en La Luna. Ante esta situación extrema, y sin una solución tangible para lograr el retorno del astronauta a La Tierra, Jaeguk vuelve a tomar el mando del Centro Espacial Nacional, quien por razones misteriosas desapareció hace cinco años tras renunciar como jefe de dicho centro. Así, comienzan el operativo para lograr el viaje de regreso de Seonu, mientras que poco a poco se descubre que Jaeguk y el padre del joven astronauta eran amigos y trabajaban juntos en el Centro Espacial, y que Jaeguk estuvo relacionado con la muerte de su compañero. 

En general, la valoración que podría hacerse sobre ‘The Moon’ es que es una película dramática que acentúa un sentimentalismo lacrimógeno, forrada de efectos especiales, que son el único elemento del que se vale su realizador, el director Kim Yong Hwa, para categorizar su obra como género de ciencia ficción. Narrativamente hablando, la cinta presenta un argumento que ni remotamente se encuadra en el género de ciencia ficción, pues cuenta una historia demasiado “terrestre”, muy alejada del argumento y los temas de reflexión que plantean algunas obras maestras de dicho género, como ‘Gravity’ de Alfonso Cuarón, ‘El Marciano’ de Ridley Scott o ‘Arrival (La llegada)’ de Denis Villeneuve. 

El mayor problema en ‘The Moon’ reside en que el compromiso inicial, bastante admirable al proponer situaciones y solucionar los problemas con agudo sentido de realismo, queda -llegado un momento- en segundo plano frente a un argumento dolorosamente empalagoso y sentimentalista. Además, muchos de los sucesos de la trama, así como otros detalles narrativos, parecen ser reciclados de otras historias, aunque lo más difícil de aceptar no es esa repetitividad o esa incómoda familiaridad, sino esa forma tan poco ingeniosa y delicada de tejer la historia. Por ejemplo, una y otra vez la música aumenta mostrando flashbacks que parecen hacer sido diseñados artificialmente para forzar determinadas emociones en el espectador, cuando este difícilmente se siente implicado e incluso las percibe como incómodas. 

Kim Yong Hwan debutó como director de cine con la película comercial ‘Oh! Brothers (오! 부라더스)’, una comedia estrenada en 2003. Desde esa ópera prima puso en cartelera producciones que se convirtieron en grandes éxitos taquilleros, como ‘200 Pounds Beauty (미녀는 괴로워)’ (o Es duro ser bella según la traducción literal de su título original en coreano) y ‘Take Off (국가대표)’, en 2006 y 2009 respectivamente. Sin embargo, su gran apuesta fue ‘Mister Go (미스터 고)’, un estreno de 2013, una obra para cuya realización fundó Dexter Studios, una empresa especializada en efectos visuales, tras ver frustrado su intento de recurrir a técnicos de Hollywood que exigían entre 50.000 y 80.000 millones de wones por los gráficos computarizados. Aunque ‘Mister Go’ fue brutalmente azotada tanto por el público como por la crítica debido a una pobre composición narrativa y por un insuficiente nivel tecnológico en cuanto a efectos visuales, esa experiencia sirvió en gran medida a Kim Yong Hwa, pues a partir de ahí logró un sorprendente despegue, como muestran sus siguientes películas: ‘Junto con los dioses’ 1 y 2. 

Las dos partes de ‘Junto con los dioses (신과 함께)’ registraron en su momento récords de taquilla, pues ambas superaron los diez millones de espectadores reunidos, la primera en 2017 y la segunda en 2018. Y gracias al éxito de estas cintas, su empresa de efectos visuales, Dexter Studios, prosperó y se hizo cargo de los gráficos computarizados de importantes producciones como ‘Ashfall (백두산)’, sobre una hipotética erupción volcánica del monte Baekdu en Corea del Norte, o la película de ciencia ficción ‘Space Sweepers (승리호)’, estrenada en Netflix. 

También participó en la producción de la película ‘Parásitos’, dirigida por Bong Joon Ho, en este caso en la realización de efectos de audio. Concretamente, a cargo de ella estuvo Livetone, una filial de Dexter Sturios que fue galardonada por ese trabajo en 2020 en los MPSE Golden Reel Awards, los premios del sindicato de edición de sonido de Estados Unidos.