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Kim Young Jin, una diseñadora de hanbok que explora nuevos horizontes

2016-02-09


Hay una calle en pendiente llamada Dokseodang-ro y une Hannam-dong y Oksu-dong. La diseñadora de trajes tradicionales Kim Young Jin ha convertido una casa de esta calle -que tiene más de 30 años de antigüedad- en su espacio personal, en galería de exposiciones, taller y residencia. Kim Young Jin hace trajes y accesorios tradicionales, desde hanbok para bodas, hasta hanbok de uso diario hasta ropa de cama y adornos. Pero lo que hace su trabajo diferente es que sabe recrear la estética coreana para adaptarla a diversos lugares, tiempos y personas. Inspirándose en el cuadro ‘Retrato de una mujer bella’ del pintor Shin Yun Bok, diseñó una falda con forma de jarrón que desborda de volumen. Asimismo, el traje lleno de frunces que usaban los funcionarios del período Goryeo la llevó a crear un vestido femenino de uso diario. Todas sus creaciones no sólo son bellas a la vista, sino que hacen nacer el deseo de comprarlas y ponérselas. Kim Young Jin no tiene reparos en usar encajes y otras telas de procedencia foránea en sus creaciones. Aun así, en ellos se percibe la atmósfera, el estilo y las líneas características del hanbok. Esta perfecta armonía entre Oriente y Occidente le hizo obtener entusiastas aplausos de aquellos que acudieron al desfile de hanbok que realizó en la Expo de Milán, y también en el desfile “Corea ahora”, que tuvo lugar en el Museo Nacional de Artes Decorativas de París, el año pasado. Sin embargo, no siempre quiso ser diseñadora de hanbok. Inicialmente, Kim Young Jin deseaba ser actriz. Estudió actuación y dirección en la Academia de Artes Performativas y, como le gustaba en particular el pansori, el teatro y la danza tradicionales, se entregó a ellos de lleno. Incluso entró en una compañía itinerante de teatro tradicional y realizó muchas actuaciones. Durante su etapa como actriz de espectáculos tradicionales convivió de cerca con el hanbok. Su primer paso en el mundo de la moda fue trabajar como empleada en una tienda. Su dedicación y entusiasmo la llevó hasta la posición de supervisora de ventas de Louis Vuitton. El elaborado trabajo de costura manual que demanda la confección de un hanbok completo no puede compararse con la confección de un vestido occidental moderno. Pensando en estas cosas, Kim Young Jin decidió aprender a coser a la antigua usanza. Sentada en el suelo de una casa tradicional, mientras contemplaba cómo cambiaba el paisaje a través del paso de las estaciones, fue aprendiendo los secretos de la costura tradicional; desde la confección de una simple bata de bebé, hasta los complicados trajes de adulto para distintas ocasiones. Finalmente en 2004 instaló su propio taller en el barrio de Yeonhee-dong. La marca de hanbok que creó Kim Yeong Jin se llama Tchai, que significa “diferencia” en coreano. El nombre expresa la fe de la diseñadora en que son los pequeños detalles los que determinan la calidad y la belleza de las prendas. Imbuida de esta filosofía, lanzó una línea de hanbok pret-a-porter llamada “Tchai Kim”. Las prendas de Tchai Kim utilizan fibras corrientes, pero su diseño cuenta con modernizados elementos del hanbok que los hace únicos. Sus creaciones son tan originales y a la vez tan versátiles, que pueden ser usadas tanto con jeans como con trajes clásicos. Quienes compran estas prendas son mujeres de una amplia franja de edad, cuyo rasgo en común es que desean ponerse algo diferente y singular. Otra característica única de la marca Tchai Kim es que sus creaciones no se encuentran en cualquier parte. Salvo la tienda de Samcheong-dong, que es como el cuartel general, el resto de sus puntos de venta son itinerantes. Hasta ahora ha instalado estos puestos de venta en lugares proporcionados por sus amigos y conocidos, como un granero, una galería de arte o una casa de té tradicional. La última tuvo lugar el pasado enero en Busan, en una casa de té llamada Bibidang, que está sobre la colina Dalmaji. Rompiendo constantemente los límites de la tradición, Kim Young Jin no deja de probar cosas nuevas. Hace ya 15 años que se dedica al diseño del hanbok, pero siente que recién empieza y que todavía tiene mucho que mostrar. Pero no quiere apresurarse ni fijarse metas a la fuerza, pues no desea dejarse vencer por la prisa o la ambición. Por eso prefiere no abrir más tiendas con su marca. En cambio, desea tener la libertad de llevar sus diseños a cualquier punto, como haría un viajero errante. Su principal deseo es que su marca permanezca en el tiempo durante más de un siglo.

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