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La selección de fútbol masculino de Vietnam solía ser considerada la más débil en Asia, pero todo cambió después de que el entrenador surcoreano Park Hang Seo tomara las riendas en 2017. El equipo vietnamita llegó a la semifinal en los Juegos Asiáticos Yakarta-Palembang 2018 por primera vez en su historia, mientras que ese mismo año ganó el Campeonato del Fútbol de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático o la Copa AFF Suzuki. Gracias a ese triunfo, Park se convirtió en foco de atención de los medios de comunicación vietnamitas, que le comenzaron a tildar de “héroe nacional”. 

Nacido en 1957, Park Hang Seo comenzó su carrera futbolística a una edad bastante tardía, en comparación con otros futbolistas populares. Debutó en el entorno profesional de fútbol tras graduarse en la Universidad Hanyang en 1984, uniéndose a Lucky-Goldstar Football Club, actual FC Seúl de la liga coreana. Pero su trayectoria como jugador no duró mucho. Apenas cuatro años después, en 1988, se retiró oficialmente con solo 31 años de edad, y optó por iniciar ese mismo año su carrera como técnico. 

Park comenzó a captar la atención del público como técnico al unirse a la selección nacional para la Copa Mundial de 2002, cuando el equipo surcoreano llegó a semifinales por primera vez en su historia. Pocos meses después de terminar el Mundial, asumió por primera vez el cargo de entrenador principal de la selección nacional para los Juegos Asiáticos de Busan 2002, celebrados en dicha ciudad surcoreana, donde la selección ganó un bronce. Posteriormente, Park dirigió varios equipos de la liga coreana pero sin resultados destacados. No obstante, su vida dio un giro cuando tomó las riendas del selectivo vietnamita, y lo condujo al año siguiente de su llegada al primer triunfo en la copa regional en diez años. 

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Los vietnamitas suelen elogiar a Park Hang Seo por su “liderazgo suave”. Park es apreciado por el pueblo vietnamita por ser siempre humilde y por atribuir los logros a sus jugadores, pero en cambio asumir toda la responsabilidad cuando los resultados no son buenos. Muchos creen que la gran confianza que mostró en los jugadores fue un factor esencial que ayudó al equipo a desarrollar al máximo su potencial y a lograr el mejor rendimiento. 

La hazaña de Park Hang Seo en Vietnam no solo contribuyó a elevar la imagen de fútbol surcoreano sino también a mejorar, a través del deporte, la relación entre Seúl y Hanói, previamente afectada por la participación de Corea del Sur como aliado de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam en los años 60 y 70. Un hecho que, pese a la normalización de lazos diplomáticos bilaterales, no se ha borrado de la memoria del pueblo vietnamita.

Según los analistas, el entrenador coreano ha impulsado una verdadera reconciliación entre las dos naciones a través del fútbol, algo que no ha podido lograr hasta la fecha ningún político, diplomático o empresario.