El doctor Hwang Woo Suk es un investigador, veterinario y experto en clonación. Su nombre es muy conocido - para bien y para mal- en todo el país, al ser un científico de renombre mundial por sus investigaciones con células madre embrionarias y clonación de animales. Sin embargo, pasó de ser una de las figuras más respetadas a protagonizar uno de los mayores escándalos de la historia médica surcoreana, tras constatarse que los resultados de sus estudios habían sido manipulados y que su investigación pionera en clonación fue un fraude.

El doctor Hwang nació en 1953 en un pueblo de la provincia de Chungcheong del sur. Ya desde su infancia se mostró interesado en los animales, y al terminar sus clases se encargaba de alimentar a las vacas que criaban en su casa. Fue entonces cuando decidió estudiar a estos mamíferos. Tras graduarse en la escuela secundaria, su profesor lo animó a estudiar medicina porque tenía muy buenas notas, pero a este joven que había crecido entre vacas, le pareció que su destino era estudiar veterinaria. En 1982 obtuvo el doctorado en veterinaria en la Universidad Nacional de Seúl, y se convirtió en profesor del departamento cuatro años después. Captó la atención en 1999 cuando anunció el nacimiento de la primera vaca lechera clonada y creada en el laboratorio del profesor Hwang, y posteriormente clonó otros animales con fines terapéuticos. No obstante, fue en 2004 cuando saltó a la fama internacional al anunciar que su equipo había logrado clonar células madre embrionarias por primera vez en el mundo. Su tesis fue publicada en la revista Science, una de las más prestigiosas a nivel científico. Entonces el país pasó a considerarle como un héroe nacional, y como el primer coreano que podía ganar un Nobel en ciencias y ser pionero en un campo que prometía un mundo mejor, con avances como revolucionar el universo de los trasplantes o lograr nuevos tratamientos para enfermedades consideradas incurables, incluidas las personas discapacitadas. Su reputación iba en aumento pero todo se desmoronó en 2005 tras comprobar que había usado datos fraudulentos en los estudios sobre clonación de células madre embrionarias, es decir: todo había sido un engaño.

La reacción no se hizo esperar y generó gran conmoción y decepción. De la cima del mundo cayó bruscamente en desgracia. Fue expulsado de la Universidad Nacional de Seúl y del escenario científico nacional, además de cancelar el premio presidencial que obtuvo en 2004 como mejor científico del país. También fue condenado a dos años de prisión con sentencia de suspensión por sus artimañas. Durante una década el nombre de este científico coreano estuvo alejado de los medios y su nombre quedó “vetado” como el villano de Harry Potter, pero recientemente reapareció en un documental de Netflix titulado “El rey de los clones”. Dicha película narra la historia del polémico científico desde su etapa dorada hasta su caída libre y deshonra. Se sabe que hasta la fecha ha clonado más de 1.600 animales como perros, vacas, cerdos, gatos, lobos, coyotes, caballos y camellos. Actualmente trabaja en el Centro de Investigación de Biotecnología de Emiratos Árabes Unidos y en el documental confiesa que decir que actuó así por presión sería una excusa cobarde, enfatizando que fue por exceso de avaricia y ambición. Pese a todo, explicó que si volviera a nacer y tuviera la oportunidad de elegir de nuevo, le gustaría recorrer el mismo camino, destacando que cada persona tiene su propia opinión sobre la clonación. En ocasiones la ciencia avanza más aprisa que la ética, y nos obliga a reflexionar si es posible cruzar la línea de lo permitido en nombre y beneficio del ser humano, o debería ser indispensable anteponer la ética y limitar la investigación de los científicos.