Se dice que la historia del mercado de pulgas del barrio Hwanghak, localizado en el corazón de Seúl, se remonta a finales de la Guerra de Corea, cuando toda la ciudad acababa de salir del doloroso enfrentamiento bélico entre el norte y el sur de la península coreana. Tras aquella tragedia, gran parte de los habitantes sufrían una seria pobreza y, por supuesto, de hambre. Por eso, en busca de comida y objetos tirados que les podrían ser útiles, las personas comenzaron a centrarse a orillas del arroyo Cheonggye. Con el paso del tiempo, estas personas empezaron a intercambiar entre ellos lo que recolectaban y así nació este mercado de pulgas, uno de los más populares de su tipo a nivel nacional. Al visitar esta zona hoy en día, y ver el riachuelo tan bien cuidado y decorado, se preguntarán cómo pueden haber llegado tantos objetos abandonados a ese lugar. Pero sepan que hace varios años, el municipio capitalino sometió a una total reforma urbana tanto al arroyo como a sus alrededores, hasta convertirse actualmente en todo un emblema de Seúl. Por un lado, da un poco de pena que haya desaparecido una parte importante de la historia capitalina con la remodelación de la citada vecindad, porque desmantelaron muchos edificios antiguos. Pero podemos decir que la zona que ahora alberga el mercado de pulgas, mantiene bastante bien sus trazas del pasado, y tal vez sea por ello que mucha gente visita este lugar, bien al sentir la nostalgia o bien para recordar el pasado. Toda la zona está repleta de puestos ambulantes, donde es posible encontrar de todo, pero de todo. Desde antigüedades, muebles, obras artísticas, joyas, libros, discos, ropas de segunda mano… hasta comida o cualquier otra cosa que se les cruce por la cabeza. Así que, si están de paseo por Seúl, este podría ser el lugar perfecto para llevar recuerdos de su viaje.


Hoy en día, el mercado de pulgas de barrio Hwanghak constituye uno de los paseos más populares para aquellos que gustan de la peculiaridad, ya que pueden encontrar y comprar cosas de su agrado; y además es una visita distinta a las que realizamos cotidianamente. El contacto cara a cara con los vendedores ambulantes y los puestos callejeros, hace sentir de cerca la vida más común de la sociedad coreana. Para los extranjeros podría ser una experiencia bastante interesante, porque después de visitar lugares típicamente turísticos, o de estar rodeado de numerosos rascacielos, podrán sentir un ambiente diferente. Como dije, aquí pueden conseguir de todo, pero a precios sorprendentemente baratos. Y si regatean bien, pueden conseguir muy buenos descuentos. Si bien hoy en día los mercados de pulgas afrontan un momento difícil, debido a la aparición de muchas tiendas con precios competitivos y buena ubicación; será difícil que desaparezcan por completo, pues no hay nada que pueda reemplazar el particular encanto de visitar una feria, perderse entre sus sugerentes reclamos, y ver y descubrir miles de cosas que jamás habíamos imaginado. Pueden pasear por el mercado cuando quieran, y sólo necesitan la disposición para explorar todo ese pequeño universo escondido en medio de la ciudad. Lleva tiempo pasear por pasillos estrechos y entre miles de curiosos objetos amontonados. Pero al revolver esas montañas de cosas, apiladas unas encima de las otras, seguro que hallarán más de una que llame su atención. En una palabra, en este mercado no falta de nada… y si hay algo que no encuentran, es muy probable que no lo hayan visto, así que: abran bien grande los ojos y concéntrense.


¿Cómo llegar?
Tomen el metro y bajen en la estación Sindang de la línea 2, y en la salida número 11, podrán ver el comienzo del mercado de pulgas del barrio Hwanghak.