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Ubicada en la ladera del monte Gahaksan, en la provincia de Gyeonggi, la Cueva Gwangmyeong es una mina abandonada convertida en parque temático. Fue excavada en 1912 durante la ocupación japonesa, al conocerse que en poseía un rico yacimiento de recursos naturales. Durante 30 años, desde su apertura, de ella se extrajeron toneladas de oro, plata, cobre y zinc para ser llevados a Japón. Y durante otros 30 años, tras la liberación nacional, continuaron expoliando los recursos minerales de esta cueva para llevarlos de Corea a Japón hasta que en 1972 su entrada quedó bloqueada por un corrimiento de tierra tras las lluvias. Desde entonces y durante 40 años, permaneció abandonada, pero en 2011 el municipio de Gwangmyeong la compró y la convirtió en el parque temático que es ahora, preservando algunas instalaciones, como los vagones de transporte y otros túneles secundarios. 

En una superficie total de 342.000 m2, la Cueva Gwangmyeong tiene una longitud de 7,8 km y una profundidad de 275 m, de los cuales el espacio abierto al público ocupa unos 2,2 km. 

El paso que conduce desde la entrada hasta el parque temático es el ´Camino del Viento´, un tramo de de 200 metros en línea recta decorado con rosas artificiales de color dorado. A la izquierda se escucha un arroyuelo que fluye incesantemente desde las profundidades de la cueva, y sus paredes iluminadas con luces coloridas dan la sensación de que uno se interna en otro mundo 

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Más allá de este lugar, se ve a la derecha un túnel totalmente iluminado desde cuyo fondo resuena una música. Siguiendo el sonido encontrarán con una amplia sala de conciertos, que es la única existente en el interior de una cueva en todo el país. Conocido como Centro de Arte de la Cueva, este lugar no solo sirve como sede para conciertos, desfiles de moda, musicales y programas de entrevistas a celebridades, sino que también acoge un pequeño jardín botánico, equipado con sistemas de alta tecnología que crean un entorno óptimo para las plantas.  

Doblando por otro túnel está el Palacio del oro, un espacio revestido de color dorado lleno de cofres con joyas de oro. Además, la cueva está llena de monedas y billetes de muchos países del mundo, lanzados por los visitantes para pedir un deseo, lo que da la impresión de estar en una verdadera cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones.

Saliendo de este lugar repleto de joyas preciosas, llegarán al sitio más interesante de la cueva: la bodega de vinos. Se preguntarán por qué hay una bodega en este lugar, pero la cueva es perfecta para guardar el vino porque la temperatura se mantiene alrededor de 12ºC  durante   todo el año. Es un túnel espacioso de 200 metros de largo en donde se puede degustar y comprar distintos tipos de vinos. Podrán encontrar unas 170 variedades de vino, incluidas nacionales y de importación. Al fondo de todo, se ven los barriles de roble que guardan los vinos autóctonos, con carteles que explican su procedencia y su tipo. Y no solo hay vinos hechos a partir de uvas sino también de moras, caquis, giseng, ajo, etc., lo que supone una excelente oportunidad para conocer los distintos tipos de vino consumidos en el país.