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Viaje

Templo Bokwangsa

2019-11-21

Corea a Diario

© Bokwangsa

Una característica de la ciudad de Paju es la gran cantidad de tumbas que se encuentran dispersas en dicha localidad. La zona da cobijo a miles de almas, en un lugar donde fluyen la nostalgia y los recuerdos. Estos túmulos funerarios nos acompañarán durante el trayecto hacia el templo Bokwangsa, santuario que custodia la tumba de Sukbin Choe, madre del rey Yeongjo de la dinastía Joseon. 

Ubicado en la frontera de la ciudad de Goyang y Paju, para llegar al templo es necesario atravesar una colina muy empinada. Tras ella se extiende un camino forestal que conduce hacia el templo Bokwangsa, ubicado en la falda del monte Goryung. Se trata de un monasterio milenario construido a finales de la dinastía Silla (57 a. C. - 935 d. C.), con el objetivo de expulsar las energías negativas y atraer las energías positivas en la región. No obstante, durante el reinado del vigésimo primer monarca de la dinastía Joseon, el rey Yeongjo, fue designado como templo especial para conmemorar a Sukbin Choe, su madre y concubina del rey Sukjong, quien en vida nunca pudo ser nombrada ni respetada como reina por su humilde procedencia. 

Indignado por ello, una vez llegó al trono el rey Yeongjo se esforzó enormemente por mostrar respeto in memoriam hacia su difunta madre. Así, construyó un santuario ancestral en homenaje a Sukbin Choe en los aledaños del palacio Gyeongbokgung, y designó el templo Bokwangsa como enclave de oración por el alma de su madre por su proximidad a la tumba ¨Soryeongwon¨, 

donde yace el cuerpo de esa cortesana.   


© Bokwangsa

Entre las diferentes construcciones que componen el templo Bokwangsa, en particular destaca el pabellón Eosilgak, que plasma el devoto amor de Yeongjo hacia su madre. Construido por orden del monarca, es una pequeña construcción de forma cuadrangular, en cuyo interior se encuentra la tabilla mortuoria y el retrato de Sukbin Choe, y a cuyo lado se erige un robusto enebro coreano con más de 300 años, sembrado por el propio Yeongjo para que cuidara de su madre durante su ausencia. 

Así, el monarca dejó muchas huellas en el templo Bokwangsa, al dedicarle una atención especial por el vínculo que lo relaciona con su madre Sukbin Choe. Algunas de ellas son Daeungjeon y Manselu, pabellones construidos durante la dinastía Silla y reparados durante el reinado de Yeongjo. Constituyen un valioso patrimonio cultural que sobrevivió a la invasión japonesa y a la Guerra de Corea, y hasta hoy día conservan su estructura original.

Daeungjeon es el edificio principal de Bokwangsa y alberga la estatua de Buda. En la parte frontal cuelga un letrero de madera escrito personalmente por el rey Yeongjo, y sus paredes exhiben un estilo único y singular que se diferencia de otros templos budistas en que, en vez de usar yeso y cal, fueron hechas únicamente con madera. Además, la fachada está adornada con varias pinturas budistas y populares, desde el bote de dragón Banyayeongseon, que da acceso a la Tierra de la Felicidad, hasta los tigres blancos, que son elementos clave del folclore coreano. Apreciando las pinturas exóticas que cubren la fachada de Daeungjeon, tendrán la impresión de estar en una auténtica galería de arte.

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