El promedio anual de personas ejecutadas se ha duplicado en Corea del Norte desde la llegada de Kim Jong Un al poder, al alcanzar el número de fusilados o sometidos a una purga política un total de 340 individuos, durante los cinco años transcurridos desde la asunción del mando del joven líder a finales de 2011.
Al respecto, un informe del Instituto de Estrategias de Seguridad Nacional de Corea del Sur ilustra que Kim Jong Un, con la intención de consolidar su liderazgo y el traspaso del poder por tres generaciones, ejecutó altos funcionarios e incluso a ciudadanos comunes.
En el caso de los funcionarios, el número de ejecuciones o de purgas políticas refleja un constante aumento desde 2012, pues hasta 2015 dicha cifra pasó de 3 a 60 personas. En tanto, y tan solo durante 2016, unos 60 ciudadanos fueron sometidos a ejecución pública.
Las ejecuciones más controvertidas hasta la fecha fueron la del ministro de Defensa, Hyon Yong Chol, en 2015 y la de Jang Song Thaek, tío de Kim Jong Un.