Mientras China sigue sin reconocer que produce una considerable parte del esmog que empeora la calidad del aire en Corea, un grupo de científicos surcoreanos ha demostrado la correlación entre la pirotecnia del país vecino durante el Año Nuevo Lunar y el aumento de la contaminación en la península coreana.
El enorme volumen de fuegos artificiales que usan en China para celebrar el Año Nuevo Lunar supone un problema para Beijing por el esmog que genera.
Por ejemplo, durante esa festividad en 2017, el 28 de enero la concentración de partículas de diámetro inferior a 2,5 micras superó en Beijing unas 25 veces el máximo establecido por la Organización Mundial de la Salud. Dos días más tarde, ese tipo de partículas en suspensión duplicó el volumen habitual en la atmósfera surcoreana.
El Instituto Nacional de Metrología de Corea del Sur ha comprobado que no solo aumentó la contaminación atmosférica por micropartículas, sino también la densidad de potasio en el aire -sustancia empleada como oxidante en los fuegos artificiales- que septuplicó el nivel usual. Además, en dicho periodo del año anterior, las corrientes de aire fluían directamente desde la zona de Beijing y la región de Manchuria hacia la península coreana.
En base a este análisis, los científicos surcoreanos estiman que entre un 30% y un 50% de las partículas contaminantes del país procede de China.