Corea del Norte no ha hecho comentario alguno sobre el viaje de Kim Yong Chol, vicepresidente del Partido de los Trabajadores, a Washington D.C., ni tampoco sobre la reunión que dicha autoridad mantuvo con el presidente estadounidense Donald Trump.

Este silencio del régimen norcoreano prosigue aún al tercer día del regreso de Kim a Pyongyang, contrastando con la situación del año 2000, cuando un alto cargo de su partido gobernante visitó Estados Unidos. Entonces, divulgó innmediatamente y de forma relativamente detallada, tanto las actividades de su representante en ese país norteamericano, como el comunicado emitido al final de esa visita. 

Por lo pronto, se analiza que dicho silencio refleja la intención de Corea del Norte de actuar con la máxima prudencia hasta que cristalicen los avances logrados en las negociaciones con Estados Unidos, en particular hasta que Wahsington se comprometa a ofrecer una garantías de seguridad que le satisfagan. 

También se conjetura que Kim Jong Un podría estar sopesando qué es lo más conveniente para maximizar el efecto de propaganda de la cumbre con el presidente estadounidense Donald Trump, siendo uno de sus propósitos hacer que su régimen sea reconocido internacionalmente mediante esa reunión al máximo nivel.