Por ahora no se han detectado movimientos militares extraordinarios en Corea del Norte, tras las veladas indirectas de un "regalo de Navidad" para Estados Unidos al concluir el ultimátum fijado unilateralmente hasta fin de año para reanudar las negociaciones nucleares con Estados Unidos.
Ante esa amenaza, las autoridades de las Fuerzas Armadas de Corea del Sur y de Estados Unidos mantienen la máxima vigilancia sobre Corea del Norte, incluso anticipando que el "regalo de Navidad" al que aludía Pyongyang podría ser el ensayo de un misil balístico intercontinental. Sin embargo, por ahora no hay indicios de una nueva provocación militar.
Los análisis sobre "el silencio del régimen norcoreano" explican que Pyongyang podría estar manteniendo un debate interno antes de tomar una decisión final sin perder de vista las reacciones de Washington. También cabría que optaran por la prudencia, primero, para no estropear del todo el clima de las negociaciones y segundo, para no incomodar a China y Rusia, clásicos aliados del régimen norcoreano que recientemente apostaron por rebajar las sanciones, aunque insisten en el diálogo como vía para resolver el problema nuclear.