Con ocasión del inicio de un año nuevo, según el calendario lunar, los coreanos celebraron la jornada en familia. El día 12, los ciudadanos, vestidos con el traje tradicional coreano, Hanbok, prepararon con esmero la mesa de ofrenda e hicieron reverencia tanto a los antepasados como a los mayores de la familia, intercambiando deseos de buena suerte para el nuevo año que se inicia.
La mayoría de los negocios permanecieron cerrados y el centro de la ciudad estuvo casi desierto. Los antiguos palacios y los cines fueron los sitios a los que las familias concurrieron en la tarde del martes.
Por otro lado, las carreterras con dirección a los cementerios cercanos a Seúl sufrieron grandes congestionamientos debido a la gran cantidad de familias que en sus autos particulares visitaron las tumbas de sus ancestros con las comidas preparadas.