El 19 de enero tuvo lugar otra nueva edición de la "protesta de los miércoles" en solidaridad con las víctimas de la explotación sexual cometida por Japón durante la Segunda Guerra Mundial, aunque por primera vez, y en base a las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, tuvo lugar bajo protección policial.
Así, la "protesta de los miércoles" número 1.527 tuvo lugar como siempre frente a la exsede de la Embajada de Japón en Seúl, pero con una barrera policial para separar a participantes y a integrantes de grupos civiles conservadores, que también se congregaron allí para solicitar la disolución de la entidad convocante.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos calificó la protesta de los miércoles de "movimiento sin precedentes en el mundo", y estimó que requiere de protección policial.