El miércoles 30 Corea del Sur reportó 424.641 nuevos casos de COVID-19, unos 60.000 menos que hace una semana, dato que refleja cierta desaceleración del ritmo de contagios.
Mientras algunos consideran que el país empieza a salir de la peor ola, donde impera la variante ómicron, las autoridades sanitarias recomiendan mantener las precauciones ante el aumento de muertes y de enfermos graves.
Actualmente, hay más de 1.000 pacientes graves a nivel nacional, 86 más que el día anterior, mientras que la tasa de ocupación en cuidados intensivos ronda el 66%.
Por otra parte, 1,7 millones de ciudadanos están bajo tratamiento domiciliario, y el país registró el segundo mayor volumen diario de muertes desde que comenzó la pandemia, al fallecer 432 personas durante el martes 29.
El Gobierno valora en este contexto si relajar las pautas de prevención para las próximas semanas. Muchos opinan que ampliar los límites de horario de instalaciones de uso público o del número de asistentes a reuniones personales no afectará mucho al ritmo de propagación, ya de por sí bastante elevado.
En paralelo, el jueves 31 comenzará la vacunación infantil para niños de entre cinco y once años, al tiempo de distribuir a hospitales y farmacias tratamiento oral Paxlovid de Pfizer para 276.000 pacientes.