El sector budista surcoreano intenta convertir el programa 'Templestay' - o estancia en el templo- en una herramienta cultural que permita mejorar la calidad de vida de aquellos ciudadanos que precisen un descanso para su cuerpo y consuelo para su alma.
El Cuerpo Cultural del Budismo Coreano de la Orden Jogye anunció el miércoles 1 su plan operativo para 2023, que incluye promover estas "estancias en templos" mediante nuevos programas de meditación, consultas y sanación, además de formar talentos cualificados para acometer dichas tareas.
También desean comenzar un proyecto que permita reflejar científicamente los efectos del programa Templestay para sanar el cuerpo y mejorar la inmunidad, además de promover investigaciones académicas sobre la comida del templo.
Se espera que estos proyectos impulsen el turismo de modo natural, pues el patrimonio cultural y las rutas de peregrinaje que albergan los templos del país actuarán como valioso recurso turístico para atraer a los viajeros.
El programa Templestay surgió como nueva forma de hospedaje durante el Mundial Corea-Japón en 2002, y se ha convertido en una nueva experiencia cultural que acoge a un gran número de personas cada año.
En 2019 dicho programa registró unas 530 mil inscripciones, volumen que cayó casi a la mitad en 2020 por el coronavirus, si bien desde el año pasado comenzó de nuevo a recibir personas, y para 2023 esperan unas 500 mil visitas.