El consumo público disminuyó entre abril y junio de 2023 en la mayor medida desde 1997 y existe inquietud por un posible debilitamiento de la política fiscal ante la previsión de que mientras aumenta la inestabilidad en el mercado, hacia el segundo semestre persistirán tanto el vacío tributario como la contracción del gasto gubernamental. 
 
Según el Ejecutivo y el Banco de Corea, en el segundo trimestre el consumo público disminuyó un 1,9% respecto a los tres meses anteriores. Se trata de la mayor disminución en 26 años después del -2,3% del primer trimestre de 1997, y se atribuye principalmente a la remisión de contagios de COVID-19 o gripe estacional y la subsiguiente reducción de las prestaciones del seguro de salud público. 
 
Aunque el banco central analiza como algo pasajero la disminución del consumo público en el segundo trimestre, de momento es dominante el pronóstico de que seguirán contraídos tanto el gasto como las compras gubernamentales. 
 
Expertos en análisis económico vaticinan que el consumo del Gobierno podría ralentizarse en la segunda mitad de 2023 en unos 1,2 puntos, incluso hasta 1,7 puntos respecto al primer semestre, mientras se percibe un vacío fiscal provocado por la reducción de los ingresos tributarios que, según datos de junio, perdieron 39,7 billones de wones respecto al año anterior. De hecho, el balance fiscal arrojó a finales de ese mismo mes un déficit de 83 billones de wones. 
 
En resumen, actualmente la política fiscal del Gobierno está marcada por menores ingresos tributarios y también menores gastos, en línea con el objetivo fijado por el Ejecutivo del presidente Yoon Suk Yeol para mejorar la salud fiscal del país e impulsar políticas más a favor de los recortes de impuestos. Sin embargo, ante el estancamiento del mercado y la lenta recuperación de los sectores manufacturero y constructor, están en aumento las opiniones que piden un papel más activo del fisco.