Ante el aumento de incidentes que han socavado la autoridad de los docentes en Corea del Sur, el Ministerio de Educación ha anunciado una serie de medidas destinadas a reforzar los derechos de los profesores.

De ahora en adelante, si un estudiante de escuela primaria o secundaria utiliza su teléfono móvil sin permiso durante la clase, el docente tendrá la facultad de confiscarlo. Los maestros podrán retener el teléfono del estudiante si este insiste en usarlo, pese a las advertencias recibidas.

Además, los docentes contarán con la autoridad para intervenir físicamente y separar a los estudiantes que estén provocando disturbios en el aula o que representen una amenaza para sus compañeros. Tras dicha intervención, el docente deberá reportar inmediatamente al director de la escuela, quien, a su vez, estará obligado a informar de manera expedita a los tutores del estudiante afectado.

Respecto a las consultas con los padres, se ha determinado que el horario y la modalidad de estas se deben acordar con anticipación. Si un docente estima que la consulta se extiende más allá de sus responsabilidades laborales, podrá rechazarla.

Asimismo, si el docente considera que un estudiante requiere la intervención de un profesional, tendrá la autoridad para recomendar que se realicen evaluaciones médicas, asesoramiento o tratamiento para dicho estudiante.

Esta es la primera vez que en Corea del Sur se establecen directrices a nivel nacional respecto a la orientación escolar.

El Ministerio de Educación está acelerando el proceso de revisión de estas directrices, con la intención de implementarlas a partir del próximo mes.