Esta semana se considera crucial para la decisión de designar la mina de Sado, en Japón, como Patrimonio Mundial, decisión que genera una feroz controversia pues en el pasado fue escenario de explotación laboral a coreanos durante el colonialismo.
Según fuentes diplomáticas, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), que asesora a la Unesco, presentará sus conclusiones sobre la candidatura para ser inscrita como Patrimonio de la Humanidad y también las enviará a los integrantes del comité hasta el 7 de junio.
ICOMOS se encarga de analizar y valorar las propuestas de formar parte del Patrimonio de la Unesco, y sus informes se pronuncian a favor, en contra o sugieren recomendaciones. Se prevé que las conclusiones de esta semana serán relevantes de cara a la reunión del Comité del Patrimonio Mundial prevista para finales de julio en Nueva Delhi, India, donde decidirán sobre la candidatura de la mina de Sado.
Al proponer la inscripción de dicho sitio en la Lista del Patrimonio Mundial, el Gobierno japonés excluyó aposta los acontecimientos del siglo XX y solo habló del Período Edo (Edo Bakufu), omitiendo el historial de explotación laboral por parte de Japón cuando ejercía un dominio colonial sobre Corea sobre unos 2.000 coreanos.
Seúl, al igual que muchos expertos o historiadores, afirma que su designación como Patrimonio Mundial debe reflejar su historia completa, y no parcialmente.