El presidente ruso Vladimir Putin, quien realizó una visita de Estado a Corea del Norte por primera vez en 24 años, estuvo apenas 21 horas en Pyongyang donde cumplió con varias actividades.
Desde el mediodía, cuando tuvo lugar la ceremonia oficial de bienvenida, hasta casi la medianoche, mantuvo una apretada agenda siempre acompañado por el líder norcoreano Kim Jong Un, incluyendo reuniones, paseos y asistencia a un espectáculo.
Putin regaló a Kim una limusina Aurus, conocida como "el Rolls-Royce ruso", y ambos se turnaron para conducir el vehículo como gesto de amistad.
En relación al nuevo "Acuerdo Integral de Asociación Estratégica", Kim confirmó el diseño de un plan centenario para la alianza entre Corea del Norte y Rusia, y aseguró que tener a Rusia como socio estratégico es un gran honor.
Putin agradeció a Corea del Norte su postura sobre la guerra en Ucrania, y expresó que ambos países luchan juntos contra las prácticas hegemónicas y neocolonialistas de Estados Unidos y sus países satélites.
A diferencia de la sencilla ceremonia de bienvenida, la despedida fue grandiosa. Según informaron los medios rusos, miles de ciudadanos de Pyongyang salieron a las calles con flores y banderas, y también llegaron al aeropuerto pese a ser medianoche.
Kim Jong Un y su hermana, Kim Yo Jong, despidieron a Putin en la pista de aterrizaje, y Putin saludó incluso después de subir al avión.
Tras culminar su visita de 21 horas a Corea del Norte, Putin llegó a Vietnam sobre las 2 de la madrugada del día 20 para iniciar su visita de Estado.