Seúl justificó su aceptación a incluir la controvertida mina de Sado en Japón en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO pues Tokio mostró su acuerdo a la exigencia de Seúl de reflejar toda la historia ocurrida en dicho lugar.
En un comunicado de prensa emitido el sábado 27 sobre la declaración de la mina de Sado como patrimonio mundial de la UNESCO, donde los coreanos fueron obligados a realizar trabajos forzados durante la época colonial, el Ministerio de Exteriores explicó que Corea del Sur aceptó la inclusión en la lista a condición de que Japón refleje honestamente la recomendación del Consejo Internacional para la Preservación de Monumentos (ICOMOS) de mostrar toda la historia en el lugar, y adopte medidas de precaución tras la decisión del Comité del Patrimonio Mundial.
Takehiro Kano, embajador japonés ante la UNESCO, expresó durante la reunión del Comité del Patrimonio Mundial que Japón ya había instalado una nueva exposición en memoria de los trabajadores coreanos explotados en dicho lugar. Al respecto, el Ministerio de Exteriores de Seúl afirmó que la medida es resultado de las serias negociaciones mantenidas entre el Gobierno surcoreano y el Gobierno japonés los últimos meses.
La nueva exposición mencionada por el diplomático se encuentra en el Museo Folclórico de Aikawa, situado a unos dos kilómetros de la mina Sado. En el primer piso del museo hay una sección donde se explican las duras condiciones laborales de los trabajadores coreanos en la mina de Sado y se muestran documentos relacionados. Entre otras cosas, describe que en la mina trabajaron más de 1.000 trabajadores coreanos y que el gobierno colonial japonés en Corea participó en el reclutamiento. También destaca que más empleados coreanos que japoneses asumían las tareas peligrosas, y que los trabajadores coreanos trabajaban un promedio de 28 días al mes.