China y Japón volvieron a enfrentarse sobre la seguridad de las aguas residuales de la planta nuclear de Fukushima vertidas al océano.
El 16 de septiembre, durante la reunión de la Asamblea General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), celebrada en Viena, Liu Jing, subdirector de la Administración Nacional de Energía Nuclear de China, reiteró la firme oposición de China al vertido oceánico y exigió reforzar la supervisión internacional con una participación efectiva de las partes interesadas.
En respuesta, Mitsuru Uesaka, representante de la Comisión de Energía Atómica de Japón, defendió que el agua había sido purificada y luego diluida suficientemente antes de ser liberada, afirmando que no tiene ningún impacto sobre las personas ni el medioambiente.
Tokyo Electric Power Company (TEPCO) comenzó a verter el agua al océano el 24 de agosto del año pasado y ha liberado aproximadamente 62.600 toneladas de aguas tratadas diluidas con agua de mar frente a las costas de la planta nuclear de Fukushima.
Desde entonces, China prohibió por completo la importación de productos marinos de origen japonés