El Gobierno surcoreano ha exigido la liberación inmediata y sin condiciones de sus ciudadanos retenidos ilegalmente en Corea del Norte, al cumplirse 4.000 días desde que el misionero surcoreano Kim Jung Wook fue arrestado y detenido en el país vecino.
Mediante un comunicado, el Ministerio de Reunificación señaló que seis ciudadanos surcoreanos, incluido el misionero Kim, permanecen privados de libertad en Corea del Norte contra su voluntad.
Criticó que las autoridades norcoreanas impusieron severas penas a algunos de los detenidos, como trabajos forzados de por vida, por ayudar a desertores norcoreanos en China. También denunció que Corea del Norte no ha ofrecido información básica sobre su estado de salud o las condiciones de vida de los retenidos.
Así, condenó con firmeza la detención arbitraria de sus ciudadanos y urgió a Corea del Norte a reconocer la gravedad de los hechos, destacando que atentan contra normas internacionales de derechos humanos, además de advertir sobre una grave repercusión entre la comunidad internacional.