El ministro de Exteriores Cho Tae Yul admitió el miércoles 27 su responsabilidad sobre el percance surgido en la ceremonia que Seúl y Tokio acordaron celebrar en homenaje a los trabajadores coreanos de las minas de Sado, como víctimas de explotación laboral sometidos a denigrantes condiciones laborales.
Pese a todo, aclaró que el boicot al acto organizado por Japón y la decisión del Gobierno surcoreano de oficiar otro por su cuenta derivan del incumplimiento del gabinete de Tokio de las promesas pactadas al promover la inclusión de dicho centro industrial como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El canciller hizo esas declaraciones al volver de su viaje a Italia para asistir a la conferencia de ministros de Exteriores del G7, donde mantuvo un breve encuentro en paralelo con el canciller japonés, Takeshi Iwaya.
Aunque dijo sentirse responsable, enfatizó que el incidente no fue por ineficacia de la diplomacia surcoreana, sino porque Japón no cumplió con lo pactado, y anticipó que Seúl seguirá apelando ante la Unesco para que urja a Tokio a cumplir con sus promesas.