La comunidad internacional tiene sus ojos puestos en Seúl, donde se vive una situación crítica tras el decreto y posterior anulación de la ley marcial.
La Casa Blanca declaró el martes 3 (hora local) que la promulgación de la ley marcial por parte del presidente Yoon Suk Yeol fue una medida extrema y sobre todo preocupante, aunque mostró alivio por la decisión del Legislativo surcoreano, que votó unánimemente para neutralizarla. Agregó que el Gobierno estadounidense respeta la decisión, enfatizando que la democracia es el pilar básico de la alianza entre Corea del Sur y Estados Unidos.
Por su parte, el primer ministro japonés Shigeru Ishiba dijo seguir con cautela y gran atención el panorama sociopolítico en Corea del Sur.
En la misma línea se pronunciaron representantes de la Unión Europea, de Reino Unido e incluso de Rusia, expresando inquietud ante la conmoción provocada por la ley marcial en Corea.