El embajador de Estados Unidos en Corea del Sur, Philip Goldberg, ha expresado su inquietud ante la conmoción generada por el decreto de ley marcial y los acontecimientos posteriores.
El diplomático se reunió con el ministro de Exteriores surcoreano, Cho Tae Yul, dos veces la pasada semana, los días 5 y 8 de diciembre, y planteó si no iba contra la Constitución que el primer ministro Han Duck Soo y el líder del oficialista Poder del Pueblo, Han Dong Hoon, asumieran la gestión del Estado. Así, cuestionó la legitimidad del actual escenario, donde un premier no electo por votación ciudadana y el líder del partido del que sigue siendo integrante el presidente Yoon Suk Yeol asuman las riendas del Gobierno.
Aunque no ofrecieron detalles sobre la respuesta del canciller, fuentes de la cartera informaron que fue taxativo al afirmar que el máximo responsable de la polítia exterior de Corea del Sur sigue siendo el presidente Yoon.
En línea con esa declaración, el Ministerio de Defensa también afirmó que, de conformidad con la Constitución, el presidente Yoon Suk Yeol, aún en el cargo, ostenta el mando supremo de las Fuerzas Armadas.
Dicha premisa fue igualmente seguida por el primer ministro Han Duck Soo durante la reunión con el embajador estadounidense del día 9, aunque aclaró que en las circunstancias actuales Yoon no está en condiciones de ejercer sus potestades, al estar en el ojo del huracán por traición a la patria.
La principal inquietud de Estados Unidos ahora es el vacío que la ley marcial ha dejado en el Gobierno surcoreano y en la gestión de asuntos militares, y la posibilidad de que ese vacío afecte al sistema de defensa combinada Corea del Sur-Estados Unidos contra las amenazas de Pyongyang.