El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se alista para activar la diplomacia de cumbres con los Estados vecinos de la península coreana, como China, Rusia y Japón que influyen en gran medida en la situación de seguridad en la zona. 

En esta línea, Trump declaró, el martes 6 (hora local), desde una rueda de prensa en Florida, que conversará con Vladimir Putin sobre la guerra ruso-ucraniana que está cobrando la vida de miles de personas -civiles y militares- y también con el presidente chino Xi Jinping y el primer ministro japonés Shigeru Ishiba. En particular, destacó que, con este último, podría reunirse en persona en un encuentro cumbre aun antes de la ceremonia de toma de posesión. 

Así, el presidente electo estadounidense mencionó a los mandatarios de las tres potencias que rodean la península coreana, incluso al líder norcoreano Kim Jong Un al presumir de la amistad que comparte con él, pero no dijo nada acerca de Corea del Sur. Esta omisión, según analistas, puede reflejar la visión de Trump sobre la situación de seguridad en el Nordeste Asiático, que en el peor de los casos podría dejar excluida a Corea del Sur del panorama regional, máxime ante la crisis sociopolítica que reina actualmente en este país con el juicio político en marcha contra el presidente Yoon Suk Yeol. 

Al respecto, en un debate sobre la realidad política surcoreana organizado por el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Estados Unidos, varios expertos presentaron sus opiniones. De ellos, Bruce Klingner, investigador jefe de la conservadora Fundación Heritage, comentó que en el entorno de ahora son mínimas las posibilidades de que se concrete una reunión entre Trump y Han Duck Soo, primer ministro y actual presidente interino de Corea del Sur.