El embajador surcoreano ante las Naciones Unidas, Hwang Joon Kook, ha condenado la reciente prueba de lo que Corea del Norte asegura ser un nuevo misil balístico de alcance intermedio (IRBM) con una ojiva hipersónica.

En una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU convocada, el día 8, hora local, por el lanzamiento del misil, el diplomático destacó que Corea del Norte está sacrificando a su propio pueblo para satisfacer sus ambiciones nucleares y que está contribuyendo, aún más, a la muerte y destrucción en Ucrania. Hwang criticó que el lanzamiento del cohete del día 6 demuestra hacia dónde fluye finalmente el “dinero de sangre”. 

Parafraseando un versículo de la Biblia, Hwang señaló que "la sangre de los soldados clama desde la tierra" y pidió un cese inmediato de la participación de Pyongyang en la guerra de Rusia contra Ucrania.

El embajador surcoreano describió a los soldados de Corea del Norte como “esclavos con lavado de cerebro” de su líder Kim Jong Un, que mueren en frentes distantes para asegurar fondos y tecnología militar avanzada rusa para el régimen.