El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, fue arrestado 43 días después de intentar imponer la ley marcial y ser señalado como el presunto líder de una rebelión que, aunque frustrada, vulneró el orden constitucional.

Por ello, se le acusa de haber movilizado al Ejército para bloquear el Parlamento y tratar de impedir la votación sobre la desactivación de la ley marcial, en complicidad con el entonces ministro de Defensa, Kim Yong Hyun. Los interrogatorios a Kim y a otras personas implicadas sugieren que el propio presidente dio órdenes directas de usar la fuerza en caso necesario, derribar las puertas con armas y detener a los legisladores presentes en la cámara la noche del decreto de la ley marcial, el 3 de diciembre.

También se sospecha que consideró arrestar sin orden judicial a líderes políticos como el presidente de la Asamblea Nacional, Woo Won Shik, el jefe del opositor Partido Democrático, Lee Jae Myung, y el exlíder del oficialista Poder del Pueblo, Han Dong Hoon, y encerrarlos en el búnker del Comando de Defensa de la Capital.

Considerando estos cargos, las autoridades investigadoras solicitaron una primera orden de captura el 30 de diciembre, después de que Yoon rechazara tres citaciones, y una segunda el 6 de enero, tras fracasar la ejecución de la anterior.