La guerra arancelaria desatada entre Estados Unidos y los países contra los que ha impuesto nuevos aranceles, como Canadá, México y China, ha puesto en una situación delicada a las empresas coreanas con fábricas en estos territorios. Las compañías se han visto obligadas a reajustar su producción, asegurar inventarios adicionales para el mercado estadounidense y tomar diversas medidas para adaptarse.

Uno de los ejemplos más destacados es Samsung, que fabrica lavadoras en la ciudad mexicana de Querétaro para exportarlas a EEUU. Sin embargo, tras los aranceles impuestos por el presidente estadounidense, Donald Trump, la multinacional ha decidido reducir la producción en México y aumentar la actividad en su planta de Newberry, en Carolina del Sur.

Una situación similar viven otras empresas coreanas con plantas en México, que en total suman cerca de noventa. Entre ellas se encuentran LG Electronics y Kia Motors, que han acelerado la producción para exportar la mayor cantidad posible al mercado estadounidense antes de la entrada en vigor de los nuevos gravámenes de Trump.

Si esta situación persiste y el reajuste de producción no se logra con rapidez, las exportaciones coreanas podrían reducirse en más de 220 millones de dólares, especialmente ante la inminente implementación de nuevas tarifas sobre acero y aluminio, así como los denominados "aranceles recíprocos" que afectan directamente a productos de origen coreano.