El Gobierno ha intensificado sus esfuerzos para minimizar el impacto de los aranceles recíprocos impulsados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuya entrada en vigor está prevista para el 2 de abril. Aunque aún no se han concretado los detalles sobre el alcance de estas medidas, el Ejecutivo trabaja bajo la premisa del peor escenario posible, con el objetivo de que los gravámenes impuestos a Corea sean más bajos que los aplicados a países competidores.
Un funcionario del Ministerio de Industria reconoció el lunes 24 que los productos más exportados al mercado estadounidense se verán inevitablemente afectados por las nuevas medidas. Por esta razón, la Administración está analizando el impacto potencial sobre distintos sectores y productos, así como los posibles mecanismos de apoyo que podrían ponerse en marcha.
Según esta fuente, la prioridad es asegurar que las tasas impositivas que se apliquen a Corea sean lo más reducidas posible, con el fin de conservar una posición competitiva frente a otras economías rivales.