Estados Unidos anunció oficialmente el miércoles 2 (hora local) la imposición de aranceles recíprocos del 26% a todos los productos importados desde Corea del Sur.
La medida comercial ha sido impulsada por la Administración del presidente Donald Trump desde hace semanas, en el marco de una estrategia para corregir lo que considera desventajas sufridas por las empresas estadounidenses frente a las barreras —arancelarias o de otro tipo— impuestas por otros países. La iniciativa contempla, por un lado, la aplicación de tarifas básicas, que entrarán en vigor el sábado 5, y por otro, la imposición de gravámenes específicos por país, que se activarán a partir del 9 de abril para aquellos con los que Washington registra mayores desequilibrios comerciales.
Corea del Sur ha sido incluida en el grupo de naciones a las que se aplicarán aranceles superiores a los básicos, junto a China, Japón, Taiwán, Vietnam, India y la Unión Europea (UE), que enfrentarán tasas de hasta el 46% en determinados casos.
En su intervención desde la Casa Blanca, Trump acusó a numerosos países de gravar en exceso los bienes procedentes de EEUU y de establecer barreras no arancelarias con el objetivo de debilitar la industria nacional. En este sentido, aseguró que los contribuyentes estadounidenses han sido perjudicados por esta situación durante los últimos cincuenta años, pero prometió que no volverá a repetirse.
Los aranceles recíprocos se impondrán a todas las naciones con las que Washington mantiene relaciones comerciales, con una tasa mínima del 10%. Sin embargo, países como Corea del Sur afrontan gravámenes adicionales que superan con creces ese umbral.
Ante el anuncio, los miembros de la UE y otras naciones han anticipado la adopción de represalias y contramedidas similares, lo que augura importantes cambios en el actual orden mundial del libre comercio, hasta ahora liderado por EEUU.