La mortalidad infantil en Corea del Norte aumentó durante la pandemia de COVID-19, un periodo en el que el Gobierno norcoreano cerró herméticamente sus fronteras para evitar la propagación del virus.
Según datos del Grupo Interinstitucional para la Estimación de la Mortalidad Infantil (IGME) de la ONU, en 2023 la tasa de mortalidad de menores de cinco años en el país se situó en aproximadamente 18 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Aunque esta cifra es considerablemente inferior a las 107,68 muertes registradas en 1995, durante la llamada "Gran Hambruna", representa un leve aumento respecto a 2019, cuando la tasa cayó hasta las 17,7 muertes por cada 1.000 nacimientos, justo antes del inicio de la pandemia.
Las causas de este repunte no han sido confirmadas. Sin embargo, algunos expertos apuntan a la caída en las tasas de vacunación infantil durante los años de aislamiento como uno de los factores principales. Según estimaciones de UNICEF, en 2023 apenas el 41% de los niños norcoreanos recibieron la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP).