La creciente disputa comercial entre Estados Unidos y China amenaza con impactar negativamente tanto en las exportaciones como en el mercado interno de Corea del Sur.

En la actualidad, alrededor del 90% de los iPhone se ensamblan en fábricas chinas, y varios de sus componentes clave, como las pantallas y las cámaras, son suministrados por empresas coreanas. Si estos dispositivos se ven afectados por aranceles más elevados al ingresar al mercado estadounidense, sus ventas podrían disminuir, perjudicando directamente a los proveedores coreanos.

En 2023, cerca del 5% de las exportaciones coreanas a China —equivalentes a unos 6.300 millones de dólares— fueron posteriormente reexportadas a EEUU. Este dato refleja que una parte significativa del comercio exterior de Corea del Sur podría verse comprometida debido a las tensiones arancelarias entre las dos principales economías del mundo.

Además, si los productos chinos encuentran mayores dificultades para acceder al mercado estadounidense, es probable que se redirijan a otras regiones, como Europa, donde competirían directamente con los productos coreanos, lo que incrementaría la presión sobre las exportaciones nacionales.

Por otro lado, en un contexto de debilitamiento de la demanda interna, China ya ha comenzado a exportar productos como acero a Corea del Sur a precios muy bajos. De prolongarse la guerra comercial, se prevé que esta ofensiva de productos baratos se intensifique, afectando aún más al mercado doméstico coreano.